Relato. Educación Social en 2050
VACÍA
Nunca pensé que podría seguir disfrutando de lo que me apasiona en 2050, pero era real, me encontraba trabajando en el centro de mis sueños como educadora social.Era triste mirar a mi alrededor y ver que la sonrisa de los niños se las llevaban las pantallas.Quizás algo estábamos haciendo mal…, o quizás no.Lo único que importaba era que los robots eran capaces de controlar algo que nosotros no podíamos, las mentes. No podía soportar que ya no fueran capaces de hablar entre ellos o de disfrutar de su alrededor. Aquel día, me dieron ganas de apagarles todas las pantallas, pero luego recordé que, desde que los robots llegaron, al menos aquellos niños estaban acompañados todo el día y sentía el amor de algo que podría recordarles a su familia, aunque muchos de ellos ni siquiera quiera supieran lo que era tener una.No me quiero imaginar como hubiera sido mi vida sin el amor de una familia, sin tener a alguien que me arrope por las noches y me proteja de los monstruos en la oscuridad. Por eso, siempre intente ser su refugio en la tormenta, aunque, en el fondo, sabía que ya no hacía falta.Porque yo también era consciente de que los robots llenaban el vacío más grande de todos. Pero yo sentía que algo en nuestro profesión se había apagado para siempre.
¡Hola Lucía! Tu publicación me ha encantado… Qué bien transmites esa mezcla de esperanza y también de tristeza en la historia😢. La reflexión sobre el vacío que dejan las pantallas y lo que los robots “llenan” me pareció profunda y muy realista de lo que pasara en 2050💗📖✨.
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